Mi problema

Vanesa está en la azotea de un edificio de oficinas hablando con un hombre que amenaza con suicidarse.

Vanesa:  Usted tiene sus problemas, pero no es la única persona que tiene problemas, ¿sabe? Mi problema es éste: He quedado con una amiga, que se llama Cintia, dentro de un rato, para ir a comprar una blusa que vimos la semana pasada. Es la última blusa que queda en la tienda –tendría que verla, es preciosa, una blusa entalladita, color crema, con unos reflejos granates, ¿sabe?, tendría que ver cómo me queda, parece hecha para mí– y me la están guardando, pero sólo me la guardan hasta hoy, mañana ya no me la guardan. La tienda cierra a las nueve y media y yo termino de trabajar a las nueve. Llegamos con el tiempo justo, muy justo, no nos sobra ni un minuto. Piense que aún tengo que cambiarme, porque no voy a ir vestida así. No es que tenga manías, es que no me dejan. Como no me quiere mirar, le digo cómo voy vestida: voy vestida de barrendera municipal. No soy una policía disfrazada de barrendera, ni una psiquiatra o una negociadora de esas de las películas disfrazada de barrendera, no. Soy una barrendera de verdad –si lo prefiere, operaria de la brigada de mantenimiento del Ayuntamiento–. Y pasaba por aquí con mi carrito y mi escoba y he visto el follón que ha montando. Y me he acordado inmediatamente de la blusa que me está esperando. El asunto es que tengo que dejar esta calle limpia al final de mi turno. El turno termina a las nueve. Son las nueve menos cuarto. Si usted se tira, me va a fastidiar porque me va a llenar la acera de sangre, víscera y pedacitos de cerebro y no me voy a poder ir hasta que lo haya limpiado. Y usted no sabe lo que cuesta limpiar eso. O sea, resumiendo: Si se tira me deja sin blusa. (Un instante de silencio) Piénselo bien. (Con gravedad) Si se quiere tirar, tírese –me da igual–… pero espere a que haya terminado mi turno, por favor. Quince minutos. Usted tiene sus problemas, yo tengo mis problemas, todos tenemos problemas. No nos fastidiemos. (Mira al reloj) Qué digo quince minutos: Diez minutos. Aguante diez minutos, señor.

Combina humor, humanidad y un giro inesperado que juega totalmente a favor de la actriz. Es breve, contundente y permite demostrar una capacidad interpretativa basada en la escucha, la naturalidad y la habilidad para sostener una lógica absurda sin perder veracidad.

Sinopsis

Una barrendera negocia con un suicida desde un sentido común tan práctico como brutalmente cómico… y sorprendentemente humano.

Estilo

Naturalista, directo, basado en el contraste entre lo cotidiano y lo extremo.

Tono

Irónico, pragmático, ligeramente cínico, pero nunca cruel.

Nivel de dificultad

Medio: exige precisión rítmica, mantener la autenticidad y evitar caer en la caricatura.

Edad y rango interpretativo

Actrices de 30–50, aunque puede ampliarse según la estética del proyecto.

Registros actorales que permite mostrar

  • Humor seco
  • Pragmatismo extremo
  • Ternura disimulada
  • Ironía
  • Seguridad inesperada
  • Contención
  • Momentos de gravedad real
  • Capacidad para sostener el absurdo con verdad

Tipo de casting donde funciona mejor

  • Comedia dramática
  • Cine y series de tono realista con ironía
  • Teatro contemporáneo
  • Personajes de clase trabajadora con carácter
  • Roles que mezclan humor y vulnerabilidad

A quién puede ser útil

  • Actrices que buscan un monólogo cómico diferente
  • Intérpretes que necesitan mostrar personalidad sin estridencias
  • Actrices que quieran trabajar humor desde la verdad y no desde el chiste
  • Casting donde conviene destacar frescura y autenticidad

Tema central

La relatividad de los problemas: cada vida es su propio mundo.

Temas secundarios

  • Clase social y dignidad laboral
  • El absurdo cotidiano
  • Empatía involuntaria
  • Prioridades personales
  • Estrés y conciliación
  • Invisibilidad del trabajo esencial

Motivación profunda del personaje

Asegurar que su vida siga su curso, defender sus pequeñas alegrías y preservar un espacio de control en una rutina que no le da muchos caprichos.

Subtexto clave

“Tu tragedia no invalida la mía; todos estamos haciendo malabares para sobrevivir.”

Circunstancias dadas

  • Azotea de un edificio de oficinas
  • Un hombre dispuesto a saltar
  • Vanesa está terminando su turno
  • La blusa es la única recompensa que espera en el día
  • Solo tiene diez minutos antes de perder lo que desea
  • No es profesional de crisis: solo estaba trabajando

Propuesta física

  • Actitud práctica, sin solemnidad
  • Gestos mínimos, funcionales
  • Consultar el reloj como acción recurrente
  • Manejar la escoba o el carrito como anclaje realista
  • Postura relajada, casi cotidiana, en contraste con la situación extrema

“Beat” o mapa emocional

  1. Inicio práctico: “Usted tiene sus problemas…”
  2. Confesión inesperada: explica la blusa y el plan con Cintia.
  3. Presentación identitaria: “soy barrendera de verdad”.
  4. Exposición del conflicto real: si se tira, la acera y la blusa.
  5. Gravedad repentina: “si quiere tirarse, tírese… pero espere.”
  6. Resolución irónica y humana: “todos tenemos problemas… diez minutos.”

Sensación para el espectador

El monólogo busca que el espectador sienta la comicidad inesperada de alguien que, frente a una situación extrema, responde con una lógica tan práctica y terrenal que desarma por completo el dramatismo.

¿Se puede adaptar al género masculino?

Sí, sin problema. El monólogo es totalmente transferible.

¿Qué habría que modificar?

  • Cambiar “Vanesa” por un nombre masculino.
  • Ajustar alguna referencia a la blusa si se desea (aunque no es necesario: puede seguir siendo un capricho personal, y funcionaría igual).
  • Mantener el tono pragmático y la lógica del personaje.

¿Cómo funcionaría interpretado por un actor?

Funciona igual de bien: el humor nace del contraste entre una situación límite y un protagonista que prioriza algo cotidiano. En un actor, el texto puede adquirir un matiz ligeramente más seco o más bruto, potenciando el absurdo desde la naturalidad masculina típica del “no tengo tiempo para esto”, pero sin perder la ternura accidental del personaje.

Microteatro

Duración aproximada: 20 min.

Preguntas frecuentes:

(responde Marc Egea)

¿Hay que pagar algo para utilizar este monólogo?
No.

¿Hay que pedir permiso para usar este monólogo?
No hace falta. Puedes utilizar cualquier monólogo para casting sin pedir ningún permiso.

¿Estos monólogos breves sólo pueden utilizarse en castings?
También puedes usarlos en tu videobook y/o subirlos a internet, o emplearlos como herramienta para tu entrenamiento actoral, lo que tú quieras.

¿Tengo que hacer constar la autoría del monólogo si subo un video a internet?
No hace falta, pero se agradecerá si lo haces. También puedes poner un enlace a la web, si quieres.

¿Cómo puedo saber cuándo escribes nuevos monólogos?
Aviso en Instagram cada vez que publico un nuevo monólogo para casting.