dramaturgo y guionista
Después de quince años de matrimonio, Luz se ha divorciado. Hoy, cuando paseaba por un centro comercial, se ha encontrado con su marido (ya ex-marido) con su nueva pareja: una chica de sólo diecinueve años. Luz ya tenía noticias de esta nueva relación de su exmarido con una muchacha tan joven, y la había aceptado con naturalidad, pero el hecho de verlos juntos, allí, le ha producido un impacto que no esperaba.
Luz: (a su exmarido, a solas, allí mismo) Crees que sabes lo que estoy pensando: que está fuera de sitio que estés con una niñ… con una chica de diecinueve años, a tu edad… –le doblas la edad… o un poco más, ¿no?–, así dándoos besitos, metiéndoos mano, sin disimular ni nada… Supongo que es lo que te estará diciendo todo el mundo: “Podría ser tu hija”… Si hubieras… Si hubiéramos tenido una hija en… ¿qué han sido? quince años de casados… más… ¿cuántos estuvimos antes? Tres años, ¿no?… más tres años saliendo… Pero… que, entre una cosa y otra –que si tu trabajo, que si mi carrera, que si mi trabajo, que si tu tenis y tu paddle, que si mi gimnasia y mi yoga…– vamos que, si… entre unas cosas y otras pues… que no hubo tiempo para hija, ni para hijo –ni para suegros, afortunadamente–, ni para según qué cosas, y que… Hay que ver qué rápido pasó todo y… aunque han sido muchos años, parece que… no ha dado tiempo para casi nada… y estuvimos muy ocupados haciendo… no sé…, la verdad, haciendo lo que hace todo el mundo, si es que tampoco fuimos muy diferentes del resto de la gente y… Imagino lo que te estará diciendo tu madre sobre… –¿cómo se llama? ¿Clara, no?– sobre Clara. Uh, puedo imaginármelo: que si nunca valoras lo que tienes, que si eres un inconstante, que si te vas a cansar rápido de la nueva, que si eres un caprichoso, que si es solo una cría… Como si la estuviera viendo… y… pensarás que yo también… Que yo estoy de acuerd… ¡Realmente es una monada! Qué joven. Qué guapa. Bueno, no sé lo que dirá la gente, lo que estará pensando todo el mundo, pero, la verdad es que… Te veo con ella y… Os acabo de ver, así de repente, claro, y no he podido evitar pensar que… que…: Jodido cabrón, ¿dónde la has encontrado? Yo quiero uno como ella. Es que me estoy imaginando con uno de la edad de Clara y me estoy poniendo…
IMPORTANTE: El interés de este monólogo está en que: aparenta ser un monólogo de desencuentro cuando, en realidad, es todo lo contrario. A simple vista puede parecer que Luz va a expresar –está expresando– un reproche a su exmarido. Y, si nos ceñimos a la letra del monólogo, encaja con eso: éste podría ser perfectamente el discurso de una exmujer dolida que no acepta que su marido la haya cambiado por una jovencita de diecinueve años. Y, en tal caso, Luz se expresaría con vehemencia.
Pero no es esto lo que ocurre en este monólogo. En este caso, Luz lleva bien su condición de divorciada, y no tiene nada que reprochar a su exmarido, que siempre se portó bien con ella. Lo que ocurre en esta escena es que, al ver a su exmarido besándose con una chica jovencita, se le ha disparado la imaginación y se ha imaginado a ella misma con un chico de diecinueve años en actitud igualmente cariñosa y desinhibida y, a medida que habla, se le hace más vívida la idea y le parece cada vez más apetecible. Y así ‘explota’ diciendo –amistosamente–: “Jodido cabrón, ¿dónde la has encontrado? Yo quiero uno como ella.”
Monólogo sutil y humano. Juega con la expectativa del espectador —parece un ataque, pero es complicidad— y ofrece un recorrido emocional delicado y rico. Ideal para una actriz que quiera brillar sin necesidad de elevar la energía ni caer en melodramas. Intenta ser inteligente, divertido, sensual y profundamente honesto.
Luz parece estar reprochando a su exmarido que salga con una chica de diecinueve años… pero en realidad está fantaseando con tener ella también un amante igual de joven. Un monólogo que empieza en aparente conflicto y termina en complicidad inesperada.
Narrativo en apariencia, introspectivo en profundidad.
Frases largas, pausadas, dispersas, llenas de desvíos reflexivos. Luz habla lento, con pereza, como quien piensa una cosa y dice otra. El estilo está totalmente marcado por la deriva mental del personaje: recuerdos, cálculos sobre el tiempo pasado juntos, pequeños reproches que no son reproches, imágenes que le van despertando sensaciones nuevas.
Suave, íntimo, melancólico, juguetón y cómplice. Finge ser un tono reprochador al inicio, pero rápidamente se percibe que hay ternura, humor, nostalgia y cierta picardía. La energía nunca es alta: es un monólogo sereno que se enciende sutilmente.
Medio–alto, porque requiere:
Ideal para actrices de 35 a 55 años, aunque puede adaptarse a intérpretes fuera de ese rango si justifican la historia vital del matrimonio largo.
La complicidad post-ruptura y la aceptación madura del pasado sentimental.
Reconectar —sin tensión ni reproche— con una parte de sí misma que creía adormecida: el deseo, la ligereza, la posibilidad. El encuentro con su ex y la jovencísima pareja le recuerda que todavía puede experimentar, sentirse viva, imaginar otras posibilidades.
“No estoy enfadada contigo… al contrario: verte así me despierta algo que yo también quiero para mí.”
El monólogo busca que el espectador pase de la empatía a la sorpresa, y termine sonriendo al ver que no hay conflicto.
¿Se puede adaptar al género masculino?
Sí, se puede adaptar sin perder su esencia, porque el corazón del monólogo no es el género, sino la complicidad post-ruptura y la fantasía inesperada.

