dramaturgo y guionista
Carmen: Mira, te voy a contar algo -te puedo tutear, ¿no?-. Yo siempre he querido ser actriz. Actriz de cine, de teatro, de lo que sea. Actriz. Y creo que se me da bien, que soy buena. Hace… hará cosa de diez años fui a una audición, a un casting. (Explica) Hice mi prueba. Y me fui. Al día siguiente me llama el director de la película. Y yo voy. Y me dice que le he gustado, que cree que soy buena, que encajaría perfectamente en su película. Pero también me dice que hay unas cincuenta chicas tan buenas como yo que también encajarían en su película. Y me dice -así directamente- me dice que si me acuesto con él -allí mismo, en ese momento-, me da el papel a mí. Si hubiera aceptado, ahora no estaría aquí. Esa película me habría lanzado, estoy segura. Pero le dije que no. No quise acostarme con él. No creas que te estoy soltando un discurso feminista, reivindicativo, bla bla bla. No. Respeto a ese hombre. Él me propuso algo a cambio de algo. Elegí libremente. No estaba interesada en lo que me proponía. Me fui por donde había llegado. No voy a criticarle. La película era suya. Después de eso, fui ascendiendo en la empresa donde trabajaba y surgió la ocasión de fundar una nueva empresa, propia. No fue algo fácil. Ni seguro. Arriesgué todo mi dinero. Y aquella pequeña empresa de material de oficina se convirtió en esto que ves hoy. ¿Cómo me has dicho que te llamas? ¿Manuel? Manuel. Tengo a cincuenta candidatos para ese puesto de mozo de almacén. Me vale cualquiera. ¿Estás dispuesto a hacer algo para diferenciarte del resto, Manuel? Libremente.
Indicaciones:
Lo primero que quiere saber el oyente/espectador de un monólogo cuando empieza a escuchar/ver un monólogo es la identidad del personaje que habla. ¿Quién está hablando? Luego querrá saber las circunstancias que rodean a ese personaje. ¿Con quién está hablando? ¿De qué habla? ¿En qué situación se encuentra? ¿Con qué motivo habla?, etc. (1) Inicialmente, ese «Yo siempre he querido actriz» de este monólogo sugiere que Carmen es una actriz que está a punto de hacer un casting. A medida que habla, vemos que no. (2) Que no está a punto de hacer un casting. Carmen es una actriz que le está contando a alguien una experiencia que tuvo en un casting. La clase de experiencia que hoy en día mucha gente calificaría como humillación, abuso, o incluso como agresión sexista. (3) Pero resulta que Carmen considera que aquello que le pasó en el casting no fue una agresión sexista, ni un abuso, ni siquiera una refinada forma de humillación. Fue una oferta que ella rechazó. (4) Carmen no es una actriz, es una empresaria. Y en este preciso instante está hablando con un candidato a ocupar un puesto de trabajo en su empresa y ella, haciendo uso de una coherencia admirable, (5) le hace una oferta parecida a la que en su día le hizo el director de cine.
El monólogo no juzga. Su gracia está en jugar con la suposición equivocada del espectador que, por 4 veces, probablemente entenderá la escena de manera equivocada (las fases del monólogo están enumeradas entre paréntesis en el párrafo anterior). Para terminar con una sorpresa (5). Independientemente de lo que cada cuál piense sobre el asunto, hay que ver a Carmen como una persona extraordinariamente coherente. Y segura de sí misma. ¿Qué quiere Carmen? Con este discurso quiere empatizar con el chico que tiene delante. Y quiere sexo, sí. Quiere que el chico acceda a tener sexo libremente.