dramaturgo y guionista
Carolina y Mario llevan 4 años viviendo juntos. Las cosas ya no son como antes.
CAROLINA: No te estoy pidiendo que cambiemos de coche; está bien el que tenemos, vamos, me da igual. En la escena del semáforo… En esa escena -te la explico-, Francesca va con su marido en coche y llegan a un cruce. El semáforo está rojo. LLueve. No hablan, sólo se oye el tic tac del intermitente, el batir de los limpia parabrisas. El semáforo cambia a verde. Los coche de delante no arrancan -el coche de delante no arranca-. El marido se queja: «Pero, ¿a qué está esperando?» Francesca no dice nada. En silencio, ha llevado la mano a la manilla de la puerta porque quiere salir corriendo. Quiere montarse en ese coche que hay delante. Y no va de coches, cariño. Va de… De que no sabes de qué te estoy hablando. Va de es eso, justamente. No es una gran película -ni una gran novela-, tranquilo. No te perdiste nada. Es que… recuerdo que me quedé sola viéndola, en el salón, como tantas veces… Va de eso, de quedarme sola viendo películas. ¿Por qué ya no vemos películas juntos? ¿Cuándo dejamos de hacerlo? Si hubiésemos seguido haciéndolo, sabrías de qué escena te hablo. Sabrías lo que quiero decir. Y probablemente yo no estaría como Francesca, ahora, con la mano en la manilla de la puerta…
Indicaciones:
En la escena clave de «Los Puentes de Madison», la protagonista, Francesca, se debate, durante la pausa de un semáforo, entre salir corriendo y subirse en la furgoneta de delante, donde la espera su amante, Robert, o permanecer con su marido. Finalmente opta por esto último.
En este monólogo, la protagonista, Carolina, lleva cuatro años casada y nota que su matrimonio ya no tiene chispa, como le ocurría a Francesca en la ficción de «Los puentes de Madison County». El marido de Carolina, Mario, ya no expresa la ternura de antes, y ha dejado de mostrar interés por compartirlo todo con ella. El último ejemplo es éste que ella está comentando. La otra noche, empezaron a ver juntos «Los puentes de Madison» y, enseguida, él se desentendió y la dejó sola en el salón con la tele.
Lo que Carolina quiere decirle a Mario es que se vió reflejada en el personaje de Francesca. Y el hecho mismo de que Mario no sepa de qué le está hablando -porque se fue a hacer otras cosas- confirma su sensación. Movida por la tristeza que ésto le provoca, Carolina llega incluso a decirle a Mario que, en el caso de verse en una situación parecida, ella quizá sí abriría la puerta y correría hacia la furgoneta de delante; o sea, que está empezando a plantearse que quizá quiere terminar su relación. Y Mario la escucha, asintiendo y sin comprender.