dramaturgo y guionista
Sofía, hablando por teléfono.
Sofía: ¿Que yo te iba a dar un portazo ahora? Pero qué dices, estoy contentísima de que me hayas llamado, no sabes la alegría que me da oírte. Déjame ver cuando podemos quedar para esa entrevista… Dices la semana que viene… Uhm… Un momento, que miro en la agenda, pongo el altavoz (consultando la agenda en el móvil): El lunes tengo promoción todo el día; el martes entrevistas por la mañana y una conferencia por la tarde; el miércoles viajo, que me han invitado a un coloquio muy bonito por la tarde —un coloquio de escritoras—, el jueves vuelvo pero es el cumpleaños de mi madre —eso es sagrado, iremos todos los hermanos a no sé qué movida que han preparado—; el viernes me ha dicho mi representante que me lo reserve entero porque seguramente se va a concretar algo gordo -ahora tengo representante, ya ves, qué cosas-, el sábado tengo sesión de fotos -fotos, sí, yo, con este careto-, y el domingo es la gala de los premios Magnus, que tengo la novela nominada, bueno, ya sabes —quién me lo iba a decir hace seis meses, que nadie la conocía, nadie me hacía puñetero caso—… No vayas a pensar ahora que no quiero quedar contigo, es que lo tengo todo lleno, ya lo ves; tu blog de libros me encanta, es muy mono, ¿cómo se llamaba? ¿”Charlando con escritoras”? ¿”Un café con escritoras”? ¿”Escritoras y un café?”, ¿”El rincón de las escritoras y el café”?…
CONTEXTO:
Sofía es una escritora novel que acaba de tener un éxito clamoroso con su primera novela. Pero el suyo no ha sido un camino fácil. Seis meses atrás, Sofía acababa de autopublicar su novela y se dedicaba a llamar a todas las puertas en busca de promoción para la novela. Primero probó con los medios de comunicación masivos, convencionales, pero ahí no hay espacio para escritores noveles que se autopublican. Luego probó con medios menos masivos y menos convencionales, y la respuesta fue la misma. Así que fue bajando en la escala hasta terminar llamando a cualquiera que tuviera un espacio sobre literatura en redes sociales o en cualquier sitio. Fue entonces cuando contactó con Ángeles, una aburrida oficinista con un minoritario blog sobre libros en la blogosfera más olvidada. Y Ángeles tampoco prestó mucha atención a Sofía y su libro. Le dio una respuesta educada y se la quitó de encima.
Seis meses después, Ángeles ha telefoneado a Sofía. Para concederle la entrevista que le pidió. El monólogo es la respuesta de Sofía.
INDICACIONES:
Es, ante todo, una respuesta educada (correspondiendo a la educación que Ángeles mostró en su día). Incluso se expresa en un tono de cercanía (el mismo que empleó Ángeles en su día). Pero no es en absoluto conciliadora. Es exactamente el “portazo” que Sofía niega en la primera frase. Es una respuesta cargada de cinismo. Es una venganza con sonrisa. Muestra sin decir. Con simpatía. Y muestra mucho, muy claramente.
¿CÓMICO O SERIO?
Es un monólogo ligero, alejado de la seriedad, que puede adoptar apariencia de gracioso, simpático, hasta humorístico. Pero el sentimiento que alimenta esta respuesta de Sofía no lo es. Viene de días, —semanas, meses— de frustración, soledad y tristeza.
¿PARA QUIÉN ES?
Para actrices que quieran mostrar su faceta más irónica y cínica.