dramaturgo y guionista
Mónica: No te enfades, anda, no es más que un oportunista, sólo busca sus 10 minutos de gloria -no va a engañar a nadie, este tío es mucho más alto que el “Héroe del metro”, lo ve cualquiera-. Y te equivocas si crees que el «Héroe del metro» va a hacer algo. ¿Qué quieres? Que salga diciendo: «¡Eh! ¡Este tío es un impostor, yo soy el auténtico «Héroe del metro»! Ridículo. (Negando) Si es que le da igual, al “Héroe del metro” no le importan los farsantes como éste. No quiere fama. Si hubiese querido fama, se habría quitado la capucha nada más sacar al niño de la vía, delante de todo el mundo -al fin y al cabo, la heroicidad ya estaba hecha, fue el único que se atrevió a saltar a los raíles cuando los demás solo grababan con el móvil-. Pero no, dejó al niño en el andén y salió corriendo a llamar a Seguridad -como una bala-, porque el crío tenía un golpe en la cabeza y sangraba y había que avisar a una ambulancia: Porque se jugó el pellejo para salvar una vida, no para… esto (refiriéndose al impostor de la televisión). ¿Cómo le va a molestar que aparezca un payaso así en la tele?
Y, si al «Héroe del metro» no le molesta, a ti no te tiene que molestar, así que no te enfades, anda. (Él aún no está muy convencido) No engaña a nadie, míralo. El “Héroe del metro” no era nada corpulento, era de complexión más bien… pequeña, hasta podría que ser que fuera una mujer, mira qué te digo -a nadie se le ha ocurrido pensar eso-, es probable que ahora mismo se esté riendo, no te enfades, yo (escapándosele un poco la risa)… No me enfado.
Indicaciones:
Monólogo para actrices que quieran expresar más de lo que dicen las palabras, sirviéndose de la mirada, del gesto, del tono. Monólogo de sutilezas, de matices. De insinuación. Porque este monólogo es una confesión velada.
Mónica ES el «Héroe del metro». Salvó al niño porque era su obligación ciudadana. Y punto. Su interlocutor, no obstante, se enfada porque ha aparecido un farsante en televisión que dice ser el «Héroe del metro» (cuando evidentemente no lo es). Con este parlamento, Mónica pretende más calmar a su interlocutor que hacerle una confesión. Por eso la confesión es tan velada.
Variación:
¿Y si Mónica NO fuera el «Héroe del metro»? El discurso tendría la misma intención: calmar a su interlocutor. En un caso así, no obstante, el discurso de Mónica incluiría cierta dosis de admiración, probablemente.