¡Me llamo Tokio!

Tokio: Me llamo Tokio. Y cuando comenzó esta historia YA me llamaba así. Mis padres me llamaron Tokio para… recordar el lugar en el que me concibieron: el hostal pensión Tokio, aquí en el centro -creo que todavía existe-. Querían ir a la Pensión Albergue de las Religiosas Ursulinas Católicas pero no quedaban habitaciones aquel día. Menos mal. ¿Se lo imagina? Aunque… (piensa) viéndolo ahora, no habría sido peor. A ningún creativo de la tele se habría ocurrido llamar a alguien Religiosa Ursulina Católica. Cada vez que digo mi nombre -Tokio-… se lo puede imaginar –“Recuerdos a Nairobi”, “Saludos al Profesor”, jiji, jaja…- hay hasta quien cree que soy peligrosa como la Tokio esa de papel. ¡Y no! ¡Yo no soy como esa Tokio! ¡Yo me llamo Tokio! ¡Me llamo Tokio! ¡Y la farsante ésa, no! ¡Ya estoy harta! Apunte eso: ¡Harta! Quiero cambiar de nombre porque estoy harta. Es un motivo suficiente, verdad, señor (el funcionario no sabe qué responder) ¿Verdad? (amenazadora)

Indicaciones:

Tokio va al registro civil a cambiarse el nombre. El funcionario le responde que es necesario un motivo. Un motivo de peso. “Necesito que me cuentes algo convincente”, le dice, con cierta suficiencia. Así que Tokio le cuenta su historia. Y a medida que habla, aflora el motivo por el que quiere cambiarse el nombre: porque está harta de que la asocien con la Tokio de “La casa de Papel”.

Esto, en lo que se refiere al personaje. Pero este monólogo tiene juego más allá de la ficción:

El monólogo que pronuncia el personaje “Tokio” de “La casa de Papel” en el arranque de la serie es un monólogo grave, sentido, doloroso.  Cualquiera que frecuente un poco los círculos de actores y/o las agencias de casting, sabrá que ése es uno de los monólogos más utilizados por actrices (¡y actores!) en audiciones. Y, por este motivo, un monólogo, cuyo contenido, difícilmente va a sorprender.

El arranque de este otro monólogo es idéntico al original: “Me llamo Tokio”, de modo que, quien lo escuche, creerá que va a oír por enésima vez el monólogo de “La casa de Papel”. Pero, enseguida, el monólogo se desvía y toma un camino distinto -un poco alocado- que debería, cuando menos, activar la curiosidad del oyente.

Preguntas frecuentes:

(responde Marc Egea)

¿Hay que pagar algo para utilizar este monólogo?
No.

¿Hay que pedir permiso para usar este monólogo?
No hace falta. Puedes utilizar cualquier monólogo para casting sin pedir ningún permiso.

¿Estos monólogos breves sólo pueden utilizarse en castings?
También puedes usarlos en tu videobook y/o subirlos a internet, o emplearlos como herramienta para tu entrenamiento actoral, lo que tú quieras.

¿Tengo que hacer constar la autoría del monólogo si subo un video a internet?
No hace falta, pero se agradecerá si lo haces. También puedes poner un enlace a la web, si quieres.

¿Cómo puedo saber cuándo escribes nuevos monólogos?
Aviso en Instagram cada vez que publico un nuevo monólogo para casting.