Loca por escribir

Carol: La culpa la tiene el sistema educativo. De joven –de más joven-, cuando hacía alguna trastada en el colegio, las profesoras me castigaban mandándome copiar, -creo que esto ya no se hace, antes se hacía- copiar 50 veces “No maltrataré los lápices y los cuadernos de la escuela”. Después eran 100. 200 veces. Cumpliendo esos castigos descubrí el valor de la caligrafía porque tienes mucho tiempo para observar las letras. Luego fui descubriendo el valor de la composición, porque las frases no mantienen una columna recta, ¿saben?, sino que se contonean, y empecé a jugar con eso. Empecé a amar aquellos ejercicios –castigos, perdón-. Empecé a sentirme artista. (disfrutando de recordar) 500 veces “No maltrataré el mobiliario de la escuela”. 1000 veces. “No maltrataré a los compañeros de escuela”. 2000 veces. “Ni a los profesores”. 5000. Empecé a sentirme feliz solamente cuando copiaba. Y cuando se me terminaba el castigo, corría locamente a dañar algo, a alguien, lo que fuera. Y mientras hacia el daño empecé a sentir placer porque sentía que anticipaban lo que me esperaba. Y así acabe disfrutando el propio hecho de dañar (Suspira). Si en lugar de mandarme copiar, mis profesoras me hubiesen castigado con suspensos -por ejemplo-, hoy no estaría aquí. La culpa la tienen mis profesoras. Es todo. Mi abogado me dijo que no empleara este último alegato para decir tonterías. Ya no es mi abogado. Y no ha sido nada. Dicen que se recuperará. Los médicos. Dicen. Gracias.

Indicaciones:

Cuando Carol empieza a hablar, el espectador no sabe que Carol está loca, ni tampoco sabe que está siendo juzgada por un tribunal. Así que, de entrada, a falta de más información, el espectador tomará en serio lo que ella diga (“La culpa la tiene el sistema educativo”). También tomará en serio los primeros episodios de su relato (“copiar 50”), porque son perfectamente razonables. Poco a poco, no obstante, el discurso de Carol va dejando de ser razonable, y se vuelve cada vez más raro, inquietante, hasta que llega a un punto máximo de irracionalidad. Propongo que la actriz siga un recorrido paralelo en lo que se refiere a la comicidad que aplique a su actuación. Es decir, propongo que empiece con una actuación serena, natural, creíble, y que, poco a poco, a medida que el discurso va degenerando, su comicidad vaya aumentando, en consonancia con el relato, hasta llegar a ese clímax en que da a entender que ha agredido a su propio abogado. Después de eso, propongo una bajada súbita del nivel de comicidad y regresar a la seriedad del inicio con un “Dicen”, “Gracias” sereno, natural, creíble, que complete el retrato de Carol como lo que es: una persona perfectamente desequilibrada.

Preguntas frecuentes:

(responde Marc Egea)

¿Hay que pagar algo para utilizar este monólogo?
No.

¿Hay que pedir permiso para usar este monólogo?
No hace falta. Puedes utilizar cualquier monólogo para casting sin pedir ningún permiso.

¿Estos monólogos breves sólo pueden utilizarse en castings?
También puedes usarlos en tu videobook y/o subirlos a internet, o emplearlos como herramienta para tu entrenamiento actoral, lo que tú quieras.

¿Tengo que hacer constar la autoría del monólogo si subo un video a internet?
No hace falta, pero se agradecerá si lo haces. También puedes poner un enlace a la web, si quieres.

¿Cómo puedo saber cuándo escribes nuevos monólogos?
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