dramaturgo y guionista
“ ¡Rosa, por favor! Ve a abrir. Y que no parezcas nerviosa. ¿Me oyes? Naturalidad. Trátalo normal. No nos hemos vuelto locas, ¿vale? Nosotras, no.”
Isabel, SE ESTÁN EQUIVOCANDO
Imagina que ves a un hombre con sobrepeso correr hacia la parada del autobús gritando con voz aflautada: “Espeeere, espeeeere”. Pero el conductor del autobús no le oye, cierra sus puertas y se marcha antes de que el hombre pueda alcanzarlo. “Espeeeere, espeeeeere”.
Esta escena, tal cual vista, puede que te provoque una sonrisa. No está bien reírse de las desgracias ajenas, dicen. Pero una pequeña sonrisa, oye, no tiene nada de malo. Además, tampoco es tan grave perder un autobús, ¿verdad?
Está socialmente aceptado que tenemos permiso para reírnos de las “desgracias” ajenas cuando éstas son inocentes y carecen de consecuencias. Así pues, aceptamos que si vamos andando por la calle, tropezamos y caemos ridículamente al suelo, la gente que hay alrededor puede reírse con discreción de nuestra caída. ¿Qué podemos hacer nosotros? Lo mejor es que nos levantemos y sigamos andando con una sonrisa en cara. Pero…
Pero imagina que sufres el síndrome de los “huesos de cristal” y vas andando por la calle, tropiezas y caes al suelo. La caída te ha destrozado interiormente. Y la gente igualmente se ríe, claro. ¡Qué saben ellos! La cosa cambia. ¿Verdad? Igual que cambia bastante si te digo que el hombre gordo de antes pretendía asistir a una entrevista de trabajo de vital importancia para él y que al perder el autobús no va a poder conseguir el empleo, cosa que le dejará durmiendo en la calle con su esposa y dos hijos, uno de ellos enfermo. La cosa cambia. Y sin embargo recuerda que antes te has reído. Y la gente que te ve caer al suelo a ti, “hombres de cristal”, también se ha reído.
«Se están equivocando» va de esto. La obra aborda el tema de la incomprensión. Pretende mostrar cómo de injusto y cruel puede llegar a ser, a veces, el trato que recibe una persona cuando los demás carecen de datos que les permitan valorar realmente su situación. Es decir: lo que experimenta el hombre gordo, lo que experimentas tú, “hombres de cristal”. La vida está llena de casos así, que suceden con mayor o menor intensidad sin que nadie se dé cuenta, salvo el agraviado. Con «Se están equivocando», las cartas se van a poner por fin boca arriba.
Marc Egea (21 de mayo de 2016) .
“Toma por sorpresa al espectador» (leer más)
El Heraldo de Tabasco (México)
“Una gran sorpresa» (leer más)
Enric Archivell (Memorias de un tiquismiquis)
“Se están equivocando es una obra que expone de manera efectiva el conflicto que nace de una suposición« (leer más)
CDI México (Noticias)
“Una comedia dinámica y fresca que esconde un drama que iremos descubriendo poco a poco a través de una estructura poco habitual« (leer más)
Estrella Savirón (Noticias)
“Con varios tintes cómicos, sobre todo de Manuel, algo más apartado del problema en su plenitud, alargan a más de una hora una obra que se hace divertida de ver, salvo en los momentos melodramáticos de locura de Ignacio, que muy metido en su papel, hacen que te cojas fuerte a la silla e incluso hacen que te lleves algún que otro susto« (leer más)
CDI México (Noticias)
Para llevar a cabo un montaje profesional, es necesario obtener un permiso. Se solicita mediante el formulario de contacto. Hay que explicar, brevemente, por favor: dónde se quiere representar la obra (territorio, país), por cuánto tiempo, qué tipo de montaje se quiere hacer, etc.
Contesto valorando la propuesta y explicando cuáles son los términos de la cesión del permiso. Gracias.
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Solamente se tiene que informar, por favor, mediante el formulario de contacto, de que se quiere representar la obra. Gracias.