La participación de un personaje

¿Qué no suele faltar en una primera lectura de guion? Un rotulador fluorescente. Y muchas ganas de gastarlo.

Cuando el actor Joseph Cotten leyó por primera vez el guion de «El tercer hombre» (1949), debió de gastar el suyo (si es que tenía uno) porque su personaje aparece en casi todas las escenas de la película (y habla un total de 448 veces). Por contra, el personaje de Orson Welles no aparece hasta el último tercio de la película (y a penas habla 51 veces). Y, sin embargo, hay tantísima gente que cree recordar que «El tercer hombre» la protagonizó Orson Welles…

La explicación puede estar -más allá del carisma de Welles- en su personaje: Harry Lime. Y en la manera en que fue escrito: ocupando un lugar central. Porque «El tercer hombre» es una película sobre Harry Lime. Todos los personajes hablan de él, todos los hechos conducen a él, todos los acontecimientos tienen su origen en él, y no hay momento, no hay lugar que no guarde relación con él. Aunque no aparezca, Harry Lime siempre está presente. Y eso es lo que percibe el espectador cuando ve la película relajadamente en su butaca.

Y es que no siempre los mejores personajes son los que más aparecen. Sugiero probar a leer un guion nuevo como el espectador ve la película: relajadamente. Así es como mejor lucen las historias y los grandes personajes, sin necesidad de subrayador. ¿Y quien no va a querer entonces elegir ser Lime en vez de…? ¿cómo era? ¿Martens? ¿Martins? ¿Marty?…