«JFK: Un homicidio involuntario». Reseña

El asesinato de John Fitzgerald Kennedy vuelve a la actualidad. Ya en 1991, la deslumbrante película de Oliver Stone, «JFK: Caso abierto» universalizó las dudas sobre el tiroteo que acabó con la vida del trigesimo quinto presidente de los Estados Unidos. Prueba de ello es que una encuesta celebrada meses después del estreno del largometraje reveló que más de la mitad de los norteamericanos creían que el asesinato de JFK había sido obra de una trama conspirativa y no de una sola persona. Sin duda el film propinó un duro golpe a la versión oficial del atentado, pero no definitivo, puesto que millones de norteamericanos (algo menos de la mitad) siguieron creyendo en la autoría solitaria de Lee Harvey Oswald.

Esta polarización parecía condenada a perpetuarse sin remedio. Pero, de repente, el dilema podría tener los días contados. El motivo: la publicación del libro «JFK: Un homicidio involuntario» (‘JFK. An involuntary manslaughter’), del historiador canadiense, Buck Richman. En poco más de 400 páginas, este catedrático de Historia Contemporánea propone lo que, a simple vista, parece una solución de consenso: que el atentado del 22 de noviembre de 1963 fue ambas cosas a la vez; o sea, una trama conspirativa y la acción de un solo pistolero. La clave de esta singular reinterpretación tiene un nombre propio: Richard Nixon, quien se convierte en actor principal de esta historia (volvemos a acordarnos de la célebre frase del senador MacDonnell, «¿…Pero hay algún asunto turbio de los años setenta en el que no esté involucrado Richard Nixon?»). Y lo hace de manera sorprendente: convirtiendo la muerte de Kennedy en un homicidio involuntario.

El origen de esta teoría lo encontramos en un rumor que corrió en las semanas posteriores al atentado por las barras de los bares norteamericanos: el del ajuste de cuentas entre Nixon y Jackie Kennedy. Rumor que fue oportunamente acallado por la versión oficial de la comisión Warren. Desde la tranquilidad que proporciona el tiempo transcurrido, Buck Richman retoma ese hilo, y tira fuerte de él, sacando a la luz decenas de documentos inéditos (entrevistas, grabaciones de voz, fotografías, informes, facturas…) que demuestran que la conocida rivalidad entre Nixon y la Primera Dama derivó en una espiral de acciones nefastas que culminó con la muerte accidental del presidente de los Estados Unidos. Accidente que habría sido imposible si Lee Harvey Oswald no hubiera arrastrado una lesión neurológica de sus años en Rusia, dato que sale a la luz ahora por primera vez, gracias a la desclasificación de documentos soviéticos por parte del gobierno de Vladimir Putin.

Todo esto -y mucho más- lo cuenta Buck Richman en un libro trepidante que se lee en un suspiro. Y lo hace con una prosa precisa, directa y, por momentos, casi literaria. ¿Terminará, por fin, este libro con las especulaciones sobre el asesinato de Kennedy o sentará las bases para una nueva polémica, más grande si cabe que la anterior? El tiempo dirá.